Esta época del año

Llega el mes de diciembre y con el, un torbellino de situaciones, emociones, encuentros y desencuentros, cierres de proyectos laborales, de actos escolares, de exámenes finales, de replanteos, de juntadas compartiendo almuerzos o cenas por `finde año´, de abrazos, de viajes para abrazarse y dejarse abrazar o para esquivarlos.

¿Hace tan poderoso a diciembre como mes, el hecho de que sea el último de nuestro calendario gregoriano? O ¿Es esa sensación de magia que se respira debido a las fiestas? Como la que desprende de la decoración de las calles, hogares y/o tiendas; De los preparativos que hacemos para las fiestas como esas comidas especiales que llevan días de preparación y no valoramos hasta crecer y empezar a ser parte de quien las prepara, la alegría e ilusión por reencuentros que en ninguna otra parte del año ocurren por distintas circunstancias,  “vuelve a casa por Navidad” decía una canción.

Por otro lado, ¿Qué es lo que nos hace actuar en este mes de diciembre, como si fuera el fin del mundo? Hay quienes se sienten que corren contra la corriente en este mes, que repiten la frase “no llego con todo”, que la falta de planificación o de no poder cumplir con las expectativas previas es lo que genera una sensación de frustración que prevalece sobre el resto.

Y también es frecuente durante este mes, más que en cualquier otro, sentir tristeza y añoranza por quienes ya no están, el dolor por los seres queridos que no nos acompañan es un realidad a la que debemos hacer frente desde la naturalidad.

«Saber vivir es hacer lo mejor que podemos, con lo que tenemos, en el momento que estamos ”.

                    Alejandro Jodorowsky.

Me enamoré de ésta frase en cuanto la leí, porque me llevó a reflexionar sobre mi ser actual: es un regalo el respirar y transcurrir este mes de diciembre revuelto de emociones, de la forma en que puedo y elijo. Es inevitable que durante el mismo, pueda recibir noticias que me partan el corazón de dolor o me toquen vivir experiencias de tristeza, de impotencia o de incomprensión por las mismas. El decidir como enfrentarlas es lo único que depende de mi.

Así es que, independientemente de cuáles sean nuestras creencias, en estas fechas celebramos el amor, el cual podemos percibirlo alrededor, prestando atención a pequeños y grandes gestos. 

Muchas veces, entre el cansancio por los preparativos y el consumismo de estos días, olvidamos una verdad fundamental: que el amor empieza por una/o misma/o. Por lo que te invito a pensar en ti, a honrar tus necesidades. Cuídate, quiérete, date lo que necesitas. 

¡Haz lo que sientas! Enfoca en ti, escúchate… llama a esa persona antes de que sea tarde, pregunta ¿cómo estás? antes de que se te pase el entusiasmo o te empieces a llenar de excusas para no hacerlo: ` qué va a pensar si…´ , `no quiero molestar´, etc. Otorguémosle a la otra persona, también la capacidad de elección.

Si este año eliges pasar las fiestas sola/o o quieres cambiar las rutinas, atrévete a cambiar las costumbres.

Llora, si es lo que sientes; “llorar purifica el alma” dice siempre mi mamá, por lo que ya sean de felicidad o de tristeza, las lágrimas son un buen recurso para regular nuestra carga emocional. 

Las ausencias suelen estar presente en Navidad, pero que esto no impida el poder disfrutar de las pequeñas cosas. Enaltecer la persona que falta con recuerdos de anécdotas o historias es un gran recurso.

Buscar sanar nuestro corazón, dejándonos sostener, apoyar y acompañar en este proceso por nuestros seres queridos que quieren hacerlo.

Aléjate de las personas tóxicas o quejosas, que parece que siempre están cerca intentando convencerte de su visión pesimista de esta época del año. 

Disfruta de tu momento y practica decir la palabra `no´ cuando así lo sientas, para sobrevivir con elegancia la Navidad, sus compromisos y las obligaciones impuestas.

La planificación también es la solución para evitar el estrés de los preparativos de cenas y regalos. Adelanta todo lo que puedas. Si éste Diciembre ya está en marcha, tenlo en cuenta para el próximo.

No tengas prisa por llegar a tu destino y ten en cuenta tus emociones y estado a la hora de ponerte frente al volante de tu coche.

Agradecer por quienes estamos siendo, por estar aquí y ahora y por todo aquello por lo que me siento afortunada/o.

Si puedes también, suma a tu planificación una lista de objetivos, de deseos que te gustaría se hagan realidad el próximo año. Hacer una planificación nos motiva a los cierres de ciclos para dejar entrar los nuevos. 

“(…) Pero sucede también

que, sin saber cómo ni cuándo,

algo te eriza la piel

y te rescata del naufragio.”

Dice Ismael Serrano en su canción `Sucede que a veces´. De eso se trata esta época del año, de dejarnos sorprender, maravillar por el amor y la magia, por la fé y la luz. De eso se trata sentir la vida.

 

 

 

© Analí Bustos 

2 comentarios en «Esta época del año»

  1. Me encanto el artículo!!!Comparto al 100% la idea de priorizarnos y hacer lo que realmente tenemos ganas sin la presión del otro o del que dirán! Felices fiestas para todos y que cada uno pueda hacer lo que tenga ganas! Y que la vida no deje de sorprendernos!!!

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