El viernes pasado cuando pedaleaba mi bici en dirección al lugar donde estaban mis amigos, me sentía enojada por los cambios de planes `de último momento´ sobre el lugar donde encontrarnos y conmigo misma por no salir de ese estado de enojo, que ni siquiera tenía razón de ser, de manera más rápida… Mientras esperaba que el semáforo volviera a darme paso con las luz verde, estornudé tres veces y una chica de a pie, que esperaba cruzar la calle al igual que yo, me sonrió y dijo “salud” a tal gesto amable le respondí con un “gracias” acompañado igualmente de una sonrisa. Inmediatamente después de eso, mi humor había cambiado completamente. ¿Cómo? Permitiéndome seguir esa oleada de agradecimientos por el sol que me acompañaba con su calor ese viernes otoñal, porque iba a abrazar a una amiga y a un amigo a los que quiero mucho y con quienes íbamos a compartir un gran momento, por estar viva y sentirme afortunada.
¿Suena a cliché? Puede ser, a mi me sirve y me sirvió en ese instante.
Muchas veces escuché sobre la amplitud emocional que surge de decir gracias, hasta que empecé a ser consciente de ello y confieso que tengo el hábito de empezar o terminar mis días con un gracias al universo, a las energías a la fe que proceso, por una innumerable lista de personas que me rodean y sucesos que me pasan. Me siento feliz de mi aquí y ahora y lo agradezco.
Aprendí con el tiempo, y trato de ser constante con éste gracias en particular que siento en la vida cotidiana y que doy por supuesto que tiene que ser así y no lo es: “gracias por cocinar para nosotros” (a mi familia, a mi pareja o con quien sea que comparto esa rutina de las comidas diarias), “gracias por nuestra amistad”, la cual no es una obligación mantener, sino que se riega como cualquier otra relación, “gracias por limpiar, acomodar y un largo etcétera de las tareas domésticas que compartimos u otra persona hace por mí”. Vamos un poco más allá con las situaciones: “gracias por esperarme”, ya que es tu elección ante mi impuntualidad, “gracias por traerme/venirme a buscar”, “gracias por lo realizado” frase que tanto sirve en los equipos de trabajo y no supone ningún gasto económico extra para la empresa, y aún no entiendo porqué la persona encargada de dirigir dicho grupo, se olvida de la importancia del ser humano aún se le pague un salario para hacer ese trabajo. Hagamos que el gracias sea un gesto amable, que mima y empodera alrededor. “Gracias por confiar” “gracias por venir en cuánto te llame” “gracias por escuchar” y muchos “gracias” más para sentir y expresar. Y me encuentro con ésta frase de Cynthia Ozick que sintetiza éste último párrafo:
“A menudo damos por hecho las cosas que más merecen nuestra gratitud.”
La gratitud y su contracara
Gracias no es solo una palabra que se dice espontánea o automáticamente, sino que lleva acompañada una emoción positiva, una emoción que inunda y supone trascender mi yo, para comprender que hay unos conceptos de dar y recibir, de acuerdo a los valores éticos de quien elige o no agradecer. Por lo tanto, no todas las personas pueden percibir el arte de saber sentir gracias. Puede ser definida como “un sentimiento de estima y valoración que una persona tiene por las acciones que otra hace o hará a su favor”, por lo que aquellos seres que son incapaces de experimentar este sentimiento de gratitud, suelen tener un elevado ego y vanidad (narcisismo), que les impiden ver más allá de sí mismos, creyendo que todo les es debido y callando la ayuda de los demás al obtener dicho favor o beneficio.
“La ingratitud es hija de la soberbia”. Frase de `El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha´ de Miguel De Cervantes Saavedra.
¿Se puede crear el hábito de saber sentir gracias?
¡Claro que sí se puede! El poder que emana la gratitud hasta está científicamente comprobado a nivel de mejoras físicas como por ejemplo, está demostrado que las personas agradecidas se enferman menos, duermen mejor y obtienen beneficios para el buen funcionamiento de su corazón; Además de verse beneficiadas al no dejar que los pensamientos negativos o emociones de este estilo (ira, resentimiento, envidia, etcétera) sean invasivos en su día a día, prefiriendo optar por mirar lo mejor de cada persona o situación y quedarse con ello.
Quienes saben sentir gracias, tienden a caracterizarse por su generosidad, ya que son consientes de la necesidad y ayuda que otra persona puede ejercer en su favor, como así también del estar atenta/o a ayudar al prójimo de forma desinteresada. Tienden a ser personas felices y generar relaciones sanas, contagiando ese bienestar.
Sabiendo entonces que la gratitud nos trae múltiples beneficios ¿Probamos con empezar a practicarla mientras naturalizamos el hábito? ¿Cómo? Pregúntate: ¿Cuáles son las cosas buenas en este momento de mi vida? No sabes por dónde empezar ¡No te preocupes! la gratitud puede ser fácilmente percibida: Si haz despertado un nuevo día, ya puedes decir gracias. Acércate a alguna persona de tu entorno y dile simplemente gracias (te preguntará seguramente ¿por qué? y ahí empezarás a sorprenderte lo que sientas y te permitas expresar). Puedes escribir a diario, al empezar o terminar tu día, dos motivos por lo que sientas gratitud y notarás como se va ampliando tu lista de agradecimientos.
Tomar conciencia de nuestro ser, de nuestro entorno y posibilidades, de las personas que nos rodean y las que elegimos para que formen parte de nuestra vida… es mucho lo que hay por agradecer y la apertura emocional que esto supone para nuestro bienestar.
“ (…) Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me dio el corazón que agita su marco
Cuando miro el fruto del cerebro humano
Cuando miro al bueno tan lejos del malo
Cuando miro al fondo de tus ojos claros
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me ha dado la risa y me ha dado el llanto
Así yo distingo dicha de quebranto
Los dos materiales que forman mi canto
Y el canto de ustedes que es mi mismo canto
Y el canto de todos que es mi propio canto
Gracias a la vida que me ha dado tanto. ”
Autora de la canción “Gracias a la vida”: Violeta Parra Sandoval
¹ Resultado de diversos estudios, entre ellos: el del Centro de Investigación de Conciencia de la Atención Integral de la UCLA; El estudio de realizado por Robert A. Emmons en la Universidad de California; Estudios desde Neurociencia.
Gracias Georgi por tu alegría y transparencia. Cuando digo Gracias, me colma la abundancia completa en todo mi Ser… abundancia para seguir dando no importa el que, solo dar lo que soy y continuar…
Doy Gracias por Recibir mas que pedir. Por sentirme completa,…y seguir creciendo, por esa conexión entre sonrisas, por la palabra que aparece justo cuando la necesito, la mirada profunda que lee mi corazón, el hombro amoroso que abraza mi confianza, las manos del otro, abiertas para mi.
Un sinfín de gracias…gracias… gracias al Universo Enteroooo!
???
¡Gracias Mercedes por compartir tus sentimientos y por las palabras dedicadas! besos
Me encantó! GRACIAS TOTALES
¡Gracias Juli!besote.-
Que lindo leerte Georgi!! Mi palabra favorita en el mundo, cuando me la dicen, cuando la digo y cuando me la digo…sin dudas es uno de los sentimientos mas lindos: la gratitud.
Y debo decir que cuando vi la foto de la flor del ciruelo sentí que esa nota era para mi. Gracias por compartirte =)
¡¡GRACIAS a vos por lo que decís!! Es buenisimo lo que genera un GRACIAS… y además si la foto acompaña tu sentir ¡es totalmente para vos!
Geor, qué trampolín de palabras, necesario para comenzar y concluir cada día. Claro que sí! Con cada «gracias», alimentamos nuestro espíritu y creamos lazos más amorosos con los demás y el universo.
«Gracias a la vida…» Como dice la Violeta, siempre y a pesar de todo!
Gracias Viole querida por tu comentario, tal cuál la canción y agrego ¡Siempre tenemos algo por agradecer, si sabemos apreciar nuestro andar y alrededor!