¿Cuántas veces hemos escuchado o dicho la frase “dormir como un bebé”? En la imagen principal, mi sobrino Bautista representa esa sensación de placer, de descanso, de cuidado y de amor…. y aludiendo a su reposo, es a esa necesidad de despertarnos descansados o a la de desconectar de lo que estoy haciendo, para retomarlo con energía, a lo que me refiero.
El descanso saludable es el estado momentáneo de tranquilidad, reposo o inactividad que puede hacerse entre una y otra actividad, para reponer fuerzas físicas, mentales y espirituales.
Para muchas personas, poder lograr éste descanso o reposo de la mente y del cuerpo es fácil, se genera automáticamente en la rutina diaria pero, también, existen aquellas personas a las que para poder lograr permitirse unos momentos de pausa, de llegar a planteárselo, supondría un esfuerzo enorme y el poder deshacerse de muchas creencias al respecto.
¿Tanto así? habrá alguien que se pregunte y mi respuesta es sí.
Desconectar de todo, descansar, es necesario para llevar una vida sana.
A través de mi trabajo, en diferentes sesiones personales y procesos de coaching, me encontré con personas maravillosas, cuyo grado de productividad tenía que ser tal, que, por ejemplo, no se permitía hacer su pasatiempo preferido tranquila, sin pensar en nada más: Ella no podía estar sentada en el sillón sólo haciendo ganchillo, porque sentía que no hacía nada productivo, que perdía el tiempo.
Hay esa idea de que “tenemos que ser productivos”, de que si no estoy haciendo nada es porque aparece la etiqueta de ser perezosa/o, vaga/o… o que si hoy “no hice nada físicamente ¿por qué estoy tan cansada/o?”. Aún hoy, es difícil que la mayoría entendamos el desgaste que tiene nuestra mente por las preocupaciones diarias (buscar trabajo, con el que tengo gestionar la economía, coordinar la casa, los niños/as, la familia, las amistades, las mascotas, etc) y por ello, la obligación de hacer un descanso reparador en nuestro día.
Estamos empezando el nuevo año, y muchas personas ya están cansadas y no se explican ¿por qué? Entonces llenan su ser con exigencias, queriendo cumplir como siempre o con más objetivos preestablecidos, haciendo `oídos (y sentires) sordos´ a un año pasado lleno de restricciones, de limitaciones, de aprender a vivir sin salir de casa, sin poder estar en contacto físico con nuestros seres queridos, a teletrabajar con las demás demandas del hogar o a perder el trabajo, a la soledad impuesta… a una situación única que viene generando sentimientos como incertidumbre, miedos y dolor. Para todo este sentir (entre ellos depresión, ansiedad y cansancio) a consecuencia del Covid, la Organización Mundial de la Salud lo llama fatiga pandémica.
Entonces, el enfoque que antes teníamos en nuestra rutina diaria, hoy nos es insuficiente. Aceptemos ese desgaste y propiciémonos un descanso adecuado.
Éste permitirnos, está relacionado íntimamente con palabras y acciones relacionadas al merecimiento, al disfrute, a dejar la culpa de lado… pero estos son temas para otro artículo.
Forma parte de un descanso adecuado, el procurar un sueño reparador que permita la renovación de tu cuerpo y mente.
Sin entrar en detalles sobre los distintos tipos de sueños y sus estadios, es en la etapa del sueño profundo, donde el cerebro memoriza todo lo ocurrido en el día, ocurre un proceso de reparación de los tejidos musculares que es cuando el cerebro se autorrepara. Por ello, las personas que sufren insomnio o por periodos prolongados no duermen suficientes horas, es que pueden padecer déficit de concentración, de memoria y de atención.
Si dormir las horas diarias que recomiendan los expertos (dependerá de la edad y circunstancias) no alcanza para reponer energías, es necesario revisar otros factores que pueden estar afectando el descanso como:
- Aceptar que se “acaba el día” y previo a acostarnos, hacer lo necesario para no llevarnos las preocupaciones porque será muy difícil conciliar el sueño. ¿Esto es fácil? No, pero hay que empezar a predisponernos a ello, como por ejemplo realizando diferentes prácticas de relajación.
- La alimentación: evitando comidas abundantes y bebidas con alto contenido de cafeína durante la cena.
- La actividad física durante el día, resulta ser muy importante, pues ayudará a la relajación y facilitará enormemente el descanso por las noches.
- Evitar las pantallas luminosas durante la hora que preceda al momento en el que nos acostemos.
¿Qué es descansar?
«El descanso no es un estado natural, es una relación subjetiva que cada individuo establece con el concepto de relajación»¹ explica Felicity Callard. Por esta razón, para poder entender ¿qué es el descanso? se tiene que abordar desde tantas perspectivas como personas hay.
Para un artista, por ejemplo, el trabajo y el esfuerzo de pintar un cuadro puede ser una actividad absolutamente relajante y placentera. Y agrega: «Se trata de un ciclo entre pasividad y actividad. El trabajo y el descanso se definen mutuamente».
Por ello, actualmente encontramos diferentes formas de reponernos del cansancio o de desconectar para conectar con nuestra energía, además del sueño reparador. Para ello, dependerá de nuestros gustos, de lo que nos haga bien como refugio para una pausa.
Otras maneras de lograr descanso saludable:
- Leer: perdernos en la lectura, del estilo que sea. Sólo por interés y placer.
- Escuchar música: es una fuente de energía. Canaliza nuestro estado de ánimo, qué tipo de música elegimos escuchar, si cantamos y bailamos o no, muy fuerte o con auriculares…
- Estar en contacto con la naturaleza: ese respirar distinto, más fresco, supone un efecto relajante. Redescubrir la simpleza de oler una flor o caminar descalzas/os en la hierba, o en la tierra húmeda, genera sensación de bienestar.
- Estar a solas: hacer casi cualquier cosa a solas, siempre es una excelente opción y aprendizaje. Hacer las cosas a tu ritmo y de manera personal, ir al cine, al teatro, cocinar para mi… disfrutar de nuestra propia compañía.
- Hacer actividad física: cualquiera sea la actividad que elijamos, invitando a que sea de manera regular, es válida mientras el cuerpo pueda descargar el estrés y despejar la mente, a través del movimiento.
- No hacer nada: aunque parezca irónico, estamos eligiendo permitir que la vida sólo suceda, divagar con nuestra mente. Socialmente no es del todo aceptable por las creencias que decíamos al principio del artículo, por lo cual, si bien suele ser elegido de forma frecuente, no es fácil hacerlo sin culpa.
- Mirar la tele: es una manera similar a no hacer nada. Incluye el adentrarme en la pantalla y conectar de mi alrededor. En dosis, es una positiva opción.
- Meditar: afortunadamente, es una práctica que se está haciendo cada vez mayor y desde edades tempranas. Se trata de observar las idas y venidas de los pensamientos y emociones; sin tratar de retenerlos ni barrerlos de la mente.
- Tomar una ducha: el poder del agua es conocida. Si decidimos que sea con agua caliente, va a adormecernos, a conducirnos a un estado de ánimo reposado, casi listas/os para ir a dormir. Pero, si lo que necesitamos es activar, lo ideal es tomarnos la ducha de una forma muy antigua: alternando baños fríos y calientes, lo importante es terminar siempre con el baño frío. Hay quienes directamente se duchan en agua fría, lo cual favorece a nuestras defensas, aumentar la tolerancia al estrés y mejora la circulación.
La necesidad de desconectar es independiente del carácter de cada persona. Sólo basta que cada quien encuentre lo que le hace bien, en ese momento de desconectar con el entorno para conectar con nuestra esencia, así sea por cinco minutos diarios. Hagamos posible ese hábito, buscando nuestro bienestar y armonía, a través de cualquier forma de descanso saludable. Lograremos un efecto dominó en nuestro estado anímico, en nuestra acción con los demás, con mi alrededor, al permitirme primero desconectar de aquello, para volver con ganas.
¹ Felicity Callard, profesora de la Universidad de Durham (Inglaterra) y coordinadora del estudio de sueño.
Hermoso Geor ese pensamiento de «corte momentáneo» y relajar de la forma que se quiera, pero soltar, relajar, liberar la mente, el cuerpo y el espíritu. Dice Zen: «no hay nada, que el no hacer, no haga».
Así como una comida necesita del tiempo adecuado en el fuego para que suelte sus sabores, Así también necesita del “espacio” mental y físico por un rato, toda actividad … algo pasa! Todo por si mismo se acomoda.
Se ve más claro! Se encuentran los papeles que pensé extraviados, se aclaran las cuentas que venían saliendo mal. Tomar para sí mismo ese “descanso saludable”, es liberarse del permanente control que queremos tener sobre todas las cosas y permitir que la vida realice un instante de espacio mágico en nuestra existencia y TODO se vea de otra forma.
Consejito de abuela: No esperen los 60 años para tomarse esos “espacios saludables”. Como decía John Lennon “la vida pasa mientras hacemos otras cosas”… Gracias Geor!
Gracias por tantos ejemplos desde el amor y desde tu experiencia, con el plus de tip de abuela ;). Beso!
Como me cuesta permitirme un descanso sin culpas, sin sentirme improductiva o que pierdo el tiempo. Gracias por mostrarme que el descanso es salud y hay muchos tipos de descanso!
¡Gracias a ti por compartir tu sentir!